Tres combustibles alternativos, ¿qué papel jugarán en las ciudades inteligentes?

El futuro de la movilidad experimentará un profundo cambio en los próximos años a partir de la llegada de los nuevos vehículos eléctricos y autónomos. A pesar de que las ciudades están trabajando en la adaptación de estos soportes en cuanto a logística y normativa, los carburantes alternativos serán el engranaje óptimo para garantizar el respeto al medio ambiente y ofrecer alternativas adaptables.

Podemos definir los combustibles alternativos como aquellos desarrollados para sustituir a los fósiles o derivados del petróleo y que son más respetuosos con el entorno. El objetivo es generar materias primas más naturales que ofrezcan una mayor accesibilidad para todos. Entre los combustibles alternativos más comunes, podemos destacar los tres siguientes:

  • Electricidad: es el que se genera en las propias baterías y que ya cobra vida a partir de los vehículos eléctricos. Aunque se ha desarrollado hace muy pocos años, en la actualidad ya se trabaja para generar infraestructuras y redes eficientes que sean capaces de proporcionar abastecimientos entre las propias ciudades. Esta opción conlleva dos grandes retos. El primero, ser capaces de generar carreteras recargables abastecidas mediante luz solar. Y, el segundo, reducir los procesos contaminantes que pueden generarse en su desarrollo.
  • Gas natural: puesto que la obtención de este recurso también puede ser contaminante, múltiples informes indican cómo trabajar en las fuentes alternativas, como el metano de los animales, puede ser una buena opción más renovable y eficaz.
  • Propano: también conocido como gas licuado o GLP, hoy está muy extendido para abastecer suministros de cocina o calefacción. Sin embargo, es necesario adaptar y extender más estos soportes al disponer de una distribución diferente respecto a los vehículos normales. Además, también hay que trabajar su distribución en España y ampliar las infraestructuras en diferentes zonas geográficas.

Apostar por estas tres opciones no sólo implica un beneficio para el medio ambiente, también es una ventaja en la gestión de las materias primas con el fin de acceder a recursos de forma eficiente.

Sin embargo, ¿qué necesidades hay que tener en cuenta para la implementación de la Smartcity?

Puesto que ya se trabaja en los vehículos conectados a través de la tecnología y de la implantación de sensores, la adaptación de estos combustibles es  vital para crear un ecosistema automovilístico responsable y concienciado con el fin de conseguir y obtener las fórmulas más efectivas para todos.