Revolución tecnológica: el smartphone flexible

Hablar de revolución tecnológica en pleno siglo XXI es algo atrevido porque casi todos los días vivimos en primera persona alguna revolución única en el campo de la tecnología. Y es cierto. La carrera de las empresas por “ser las primeras en” innovar en cualquier campo o sector es una realidad.

Quizás uno de los más competitivos es el de la telefonía móvil. Actualmente se está se están presentando en numerosos congresos los llamados “móviles flexibles”. Algo de lo que no se debe hablar en futuro sino en presente.

Fue en los años 70 cuando se produjo el primer panel que podía doblarse sin que hubiese ninguna rotura. Se trataba de una lámina protectora compuesta por unas partículas esféricas totalmente plastificadas. Posteriormente han ido surgiendo otros modelos pero en nada se asemejan a los que hoy en día está saliendo al mercado internacional. La (re)evolución es un hecho.

Esta nueva forma de ver y de utilizar los dispositivos móviles ha surgido apenas hace unos meses en plena carrera de las diversas compañías fabricantes de teléfonos por conseguir ser la primera en realizar un prototipo viable del llamado “móvil flexible”. Pero esto se refiere nada más a su pantalla que, al estar hecha de un material resistente como es el grafeno, se puede doblar como si de un libro se tratase.  A simple vista parece un auténtico hito, pero cabe destacar que estos primeros smartphones están sufriendo problemas de diversa índole al ser prácticamente un aparato tecnológico en fase de prueba.

El grafeno es lo que ha posibilitado que esto pueda ocurrir. Es el material “culpable” de esta innovación en el campo de la tecnología de las telecomunicaciones gracias a sus características, sus capacidades aumentan hasta no tener límites.  En los móviles ha hecho cambiar el aspecto de los terminales ya que su principal característica es la flexibilidad pero, unido también a su transparencia, ha hecho de este método todo un complemento revolucionario.

Lo que sí sabemos es que tenemos que darle tiempo, no demasiado, para que todos los usuarios puedan tener un móvil flexible en el bolsillo. O quién sabe si alguna otra revolución tecnológica se le adelanta. El tiempo y la tecnología mandan.