La impresión 3D y las ventajas en el ecosistema Smart

A pesar de su corta evolución, podemos datar el surgimiento de la impresora 3D en 1976 tras la aparición de la inyección a tinta. La inclusión de esta tecnología permitió que, a partir de 1984, se remplazase la impresión con tinta a impresión con materiales.

Este cambio ha permitido crear, casi 25 años más tarde, nuevas formas de producción que ofrece múltiples ventajas a las organizaciones y que compartimos a continuación:

  • Permite producir más artículos o productos en masa en menos tiempo y que, además, pueden incluirse mejor en el mercado, opción que supone una ventaja en las organizaciones, sobre todo, en los productos cíclicos o de consumo rápido. El perfeccionamiento de estos instrumentos también es un aval a la hora de incluir nuevos valores añadidos o mejoras de forma constante.
  • Se reducen los costes de fabricación al producir en cualquier lugar si disponemos de estas herramientas. Supone una oportunidad para nuevos emprendedores al poder aprovechar cualquier oficina o ubicación, como puede ser un espacio de “coworking”, para comenzar a producir.
  • Es posible innovar y perfeccionar los prototipos que sean necesarios al poder crearlos en unas horas. Esta ventaja es primordial cuando hablamos de nuevos formatos. Un aspecto que también es importante en esta línea es la personalización al permitir crear productos únicos.
  • Esta innovación incluye un cambio de paradigma al convertir a cualquier usuario en productor sin necesidad de disponer de una empresa. Se trata de un gran avance al no depender de los grandes modelos de producción para poder generar un desarrollo.
  • Uno de los sectores claves donde ya se investiga las diferentes oportunidades es el sanitario al ofrecer un sinfín de opciones para la creación de nuevas prótesis o instrumentos capaces de favorecer el avance de los pacientes.
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