Impresión en 3D: apenas el comienzo

Expertos aseguran que en el siglo XXI la tecnología evolucionará estrepitosamente. Aunque para algunos escépticos resulta difícil que se sigan descubriendo y creando nuevas cosas, lo cierto es que en los últimos años ha habido avances que pueden dejar boquiabierto a cualquiera. Y uno de ellos, sin duda, es la impresión en 3D y el adelanto que conlleva su desarrollo y utilización.

Podemos decir que la impresión en 3D es un proceso de fabricación o reproducción  de objetos físicos, utilizando distintas capas digitales para que los materiales queden perfectamente dispuestos y colocados. Dichos componentes pueden ser orgánicos, metales, plásticos, gomas, etc. Y lo grandioso de este invento es que permite fabricar cualquier tipo de piezas, desde juguetes o figuras hasta otras que pueden resultar muy útiles, por ejemplo, para el sector de la medicina, como implantes o ¡hasta órganos!

Quizás no lo crea, pero las bases de la impresión en 3D surgieron alrededor de 1800, cuando aparecieron las primeras teorías y especulaciones en torno a esta tecnología tan revolucionaria. Desde entonces, han sido muchos los científicos y también curiosos que han contribuido en su evolución. El primer intento de escaneo en 3D se llevó a cabo en 1859 y luego, en 1892, ya se patentó la creación de mapas topográficos en tres dimensiones.

Pero no fue hasta la década de 1980 cuando el japonés Hideo Kodama concibió un prototipado rápido de fotopolímeros, y hasta 1986 cuando el inventor estadounidense Chuck Hull creó el aparato de estereolitografía, quese refería a la “impresión de objetos –capa por capa- mediante un proceso en el que los láser provocan que las cadenas de moléculas se unan, formando polímeros”. Ambos son considerados los padres de la impresión en 3D.

Así, poco a poco, esta tecnología se ha ido depurando hasta conseguir imprimir piernas y brazos biónicos para personas que han sufrido amputaciones, órganos vitales, piezas de vehículos, e incluso casas completas, que ven abaratados sus costes pues son métodos más económicos respecto a los ya existentes.

Y lo mejor es que todavía son muchísimas las transformaciones que están por llegar en este campo. Desde FIWARE Zone recomendamos permanecer atentos para ser capaces de adaptarnos, porque la impresión en 3D promete ser imparable.