Conducción autónoma, una realidad

Ha llegado la conducción autónoma. Ya no es la idea de un genio plasmada sobre el papel, ni un prototipo a base de códigos guardado en un ordenador. Se trata de una realidad. Gracias a la inteligencia artificial, en un plazo menor al que suponemos esta tecnología irrumpirá en nuestras vidas, transformando completamente los modelos de transporte y comunicación que hasta ahora hemos conocido. Y, aunque suene a escena de película de superhéroes o ciencia ficción, expertos aseguran que muy pronto todos los vehículos se valdrán por sí mismos para circular.

Es noticia que los principales monopolios del sector están ahora mismo haciendo esfuerzos ingentes para que el próximo año, o sea en 2020, los coches autónomos comiencen a circular por las ciudades con total normalidad. De hecho, hoy en día los principales escollos no son económicos ni tecnológicos, sino legales: supondrá tal revolución, que las legislaciones en materia de circulación deberán también modificarse completamente.

Nos gustaría resaltar que la mayoría de estos coches se componen de ocho cámaras que poseen una visión de 360 grados y un área de alcance que ronda los 250 metros. Además, consta de 12 sensores que permanecen alertas ante cualquier objeto. En la parte delantera lleva instalado un radar, que es el encargado de recopilar los datos necesarios para su correcto funcionamiento, incluso sobre las condiciones meteorológicas e inclemencias del tiempo. Por último, un potente ordenador interior se encarga de almacenar dicha información, interpretarla y traducirla en comandos autoejecutables.

La conducción autónoma consta de seis niveles, establecidos del 0 al 5.

  • Nivel 0 – Engloba a los coches tal y como los conocemos actualmente, es decir, los tradicionales.
  • Nivel 1 – Abarca los vehículos que tienen algún sistema de automatización; por ejemplo, los coches que incorporan la conocida ‘velocidad de crucero’.
  • Nivel 2 – Empareja a los automóviles que circulan por la autopista con un sensor que asegura la conducción cuando existe tráfico, entre otras utilidades.
  • Nivel 3 – El coche ya es capaz de conducir por sí solo, pero el conductor debe estar atento por si ocurriese algún problema o el sistema del coche solicitase su intervención.
  • Nivel 4 – El vehículo no precisa de conductor, pues si hay alguna situación inesperada activa un sistema de conducción especial para paliar el inconveniente.
  • Nivel 5 – El propio vehículo conduce sin precisar de ninguna asistencia. El conductor podrá ir leyendo, durmiendo, leyendo el periódico o, simplemente, disfrutando el paisaje.

A modo de conclusión, nos atrevemos a asegurar que en breve se podrá comenzar a disfrutar de la conducción autónoma, con la comodidad y seguridad que implica, algo que supondrá un tremendo impacto (económico, social, etc.) en todos los sectores que lo rodean.